Esta crisis nos esta golpeando duro. Nos ha robado seres queridos, amigos, compañeros. También nos está enseñando mucho sobre nuestra sociedad, los fallos, los defectos pero también la capacidad de respuesta que tenemos. Desde que abrimos en 1989 no hemos dejado ni un solo día de ser una espacio de acogida para los que han vivido entre las paredes de El Olivar. Hoy esa casa es más grande y acoge a muchas más personas. En 30 años hemos pasado por situaciones muy diversas y sabemos bien que cuando el dolor se comparte se hace más llevadero. Por eso hoy te necesitamos: nuestro compromiso con las personas que trabajan en nuestro proyecto hace que tengamos que afrontar situaciones muy complejas y no nos podemos permitir el lujo de dejar a nadie en el camino. Nuestra casa sigue abierta ¿Nos echas una mano?